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Después
de varios tramos de la ruta intercontinental, yendo hacía el nordoeste,
se comenzaba a sentir el calor y el ambiente seco. El destino era
el Hotel Ocotal, sobre la playa Ocotal a 7 kms. de El Coco.
El hotel esta ubicado sobre un cerro que da hacia la playa Ocotal, mucho verde y las habitaciones en distintos niveles. Varias piscinas y jacuzzis, restaurante y muchas actividades para desarrollar. La noche del centro del Coco ofrece varias propuestas para salir, jugar al pool, comida típica, y en medio visitamos un lugar llamado "Sabor a tango", donde se ofrecían sandwiches de chorizo, asado, etc; resulta que era un lugar atendido por una pareja de argentinos que se fue a vivir hace un par de años a Costa Rica. |
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Quebrada
Honda a pocos kilómetros de Nicoya, tiene la reserva ecológica y la
cadena de cavernas como mayor atractivo.
Pagando una entrada, se podía hacer un recorrido de una hora y media hasta donde están las cavernas, allí por medio de arneses, se podía subir con la ayuda de un guía por los recovecos de las cavernas. Lo que insumiría un total de tres horas y medias el recorrido. Se veían muchas iguanas y monos de cara blanca entre los árboles. |
Una vez
que el Ferry nos dejó en Puntarenas, había que seguir camino a Jaco.
Ya sobre las 19:20, comienza el viaje hacia el Hotel Best Western
Jaco. Insumirían cerca de dos horas llegar al hotel, a través de rutas
en muy buen estado.
Un hotel hermosísimo, ya a las 21hs, nos esperaría una piscina circular climatizada, que nos relajaría de un viaje extenuante que había empezado al mediodía, después de una espera de cuatro horas para esperar el Ferry y luego más carretera para llegar. Integrado al entorno del hotel se encontraba la playa Jaco, en la cual se podía disfrutar bajo las palmeras o a pleno sol, un lugar paradisíaco. La noche de Jaco sería lo más parecido a lo que esperábamos como movida nocturna. El hotel se encontraba en el centro de la ciudad, una serie de bares y pubs sobre una calle principal donde se presentaban distintas opciones para los turistas que se veían en todos lados, norteamericanos, alemanes, franceses, italianos, latinos, etc. Una paseo a caballo en los alrededores del hotel sería lo último que aprovecharíamos en la ciudad, ya que habría que iniciar la partida a la ciudad de Quepos. Menos de un día era poco tiempo para poder disfrutar de tan lindo lugar, tanto el hotel como la ciudad. |
Desde
Jaco, a hora y media llegábamos a Quepos, y de allí 7 kms. nos distanciaban
de Manuel Antonio, y del Hotel El Parador.
Luego de subir unas sierras, aparecía al final de éstas el Hotel El Parador. En un espacio amplio se encuentran las habitaciones, las piscinas, jacuzzi, cancha de tenis, cancha de mini-golf y el restaurante con terraza, donde se pueden disfrutar los desayunos desde muy temprano en la mañana. Entre los hoteles de Manuel Antonio se encontraba un restaurante donde se escuchaba tango y había una pareja de bailarines de tango oriundos de Costa Rica que estudian la música típica del Río de la Plata. Chorizos, pollo relleno y carne vacuna bastante dura y de poco sabor era en cuanto a gastronomía lo que brindaba el restaurante. Unos partidos de tenis sirvieron para hacer el ejercicio necesario del día, luego un poco de jacuzzi para relajar los músculos después de tanto deporte. La visita a el Parque Manuel Antonio ocuparía desde temprano de la mañana. Es una reserva donde hay senderos que llevan entre la forestación a ver distintos animales. También cuenta con una playa pública y dos playas privadas dentro del Parque. |
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